Miles de jóvenes se preparan cada año para abandonar los hogares, con el objetivo de perseguir sus sueños en las universidades en las que hayan sido aceptados. Pero, antes de partir, deben enfrentar un reto difícil que influirá directamente sobre el desempeño que logren. Se trata de elegir entre una residencia para estudiantes o piso de alquiler.
Cualquiera puede pensar que vivir solo o con un grupo de compañeros de estudio es lo más recomendable porque no es necesario estar atado a un régimen de convivencia y normas que regulen el comportamiento. Es decir, la posibilidad de sentirse independiente no tiene comparación con ningún otro elemento.
Lo cierto del caso es que, aunque tengan una sensación de libertad que jamás habían experimentado, las obligaciones no tardan en aparecer. Mantener la limpieza del lugar, comprar los artículos de uso diario, pagar el alquiler del piso entre una o varias personas, resolver problemas cotidianos, cancelar las facturas de los servicios básicos y, por supuesto, atender las relaciones personales para estar en un ambiente sano.
Evidentemente, lo que parecía una comodidad, ahora se convierte en un verdadero compromiso que se cuela entre los profesionales individuales. Nada de esto sucede en las residencias universitarias que ya cuentan con un personal cualificado para prestar atención a las necesidades importantes.
Un estudiante que permanezca en uno de estos recintos encontrará la paz y la concentración que requiere para dar lo mejor de sí mismo en sus principales deberes, gracias a que no tendrá que malgastar el tiempo en otras actividades que no le corresponden. Además, las mejores residencias hacen que se sientan como en casa con opciones que favorecerán la estancia.
La decisión depende de las aspiraciones particulares, pero si lo que está buscando es un escenario tranquilo para encontrar la excelencia, obviamente una residencia para estudiantes es la solución.